Hay 64 empresas de cargas que se mudaron al centro de logística de Soldati. Para la gente, en Parque Patricios, Barracas y otros barrios aún hay ruido y contaminación.
En Parque Patricios, Barracas y Pompeya hay menos camiones circulando por las calles. Concretamente, entre 3.600 y 4.600 por día, según los responsables del Centro de Transferencia de Cargas (CTC) de la Ciudad, que fue creado para sacar camiones de las calles de esos barrios. Sin embargo, los vecinos del sur porteño se quejan de que aún siguen pasando muchos y que generan ruido y grietas en sus casas.
Este centro de logística se inauguró en septiembre de 2016 en un predio de 37 hectáreas entre Roca, Pergamino, la avenida 27 de Febrero y la autopista Cámpora, en Villa Soldati. Queda entre la ex fábrica de Suchard (que hoy pertenece a la Corporación Sur del Gobierno porteño) y el parque Roca, en un terreno que antiguamente se usaba como relleno sanitario. A él ya se mudaron 64 empresas de transporte y entre septiembre y octubre comenzarán las obras para un segundo playón.
Antes de su creación, se estimaba que por el sur de la Ciudad circulaban unos 18.000 camiones por día. Hoy, entre el 20% y el 25% de esa flota carga y descarga en el nuevo centro. Son entre 3.000 y 4.000 vehículos medianos y entre 550 y 600 grandes. Ingresan desde la autopista Cámpora o la 27 de Febrero (que bordea el Riachuelo), con lo cual casi no circulan a nivel de calle y así evitan dañar el barrio o entorpecer la circulación. Se espera que el tránsito en la zona se ordene aún más con el nuevo puente Lacarra, hoy en construcción, que unirá Soldati con Lanús.
El playón tiene cuatro líneas de galpones divididos en 112 módulos. Allí se hace lo que en el mundo del transporte se conoce como “cross-docking”: de un lado del galpón se descarga la mercadería de los camiones pesados, y del otro se la sube a camionetas o furgones para hacer el reparto, o al revés.
Además de la playa para carga y descarga, el centro cuenta con dos locales gastronómicos y, anuncian desde la administradora, en breve se instalará un tercero. Además, este mes comenzó la construcción de galpones comerciales de neumáticos, una concesionaria de camiones y una estación de servicio. Se estima que se inauguren en la segunda mitad del año.
“Es una solución muy buena y está armado de una manera muy ágil para recibir la mercadería y tener una salida rápida. Colabora mucho en el cuidado de las calles y en el tránsito”, destaca Ricardo Giampaoletti, presidente del Centro de Transferencia de Cargas Administradora S.A. (CTCASA), el consorcio que se creó para gestionarlo.
Entre septiembre y octubre arrancarán los trabajos para un segundo playón en el mismo predio, con capacidad para 2.000 vehículos medianos y 300 pesados. Ya hay empresas anotadas en una lista de espera. Se espera que esté listo para la primera mitad del año que viene.
Muchos de los galpones del sur porteño que se liberaron tras la mudanza de las empresas al CTC volvieron a alquilarse, esta vez para tornerías o depósitos industriales con stocks de mercadería que no estuvieran en tránsito. En un principio corrieron versiones de que esos terrenos se destinarían a viviendas sociales, lo cual no ocurrió.
Sumada a la playa y los locales gastronómicos, hay en el predio una nueva sede anexo de la Cámara de Empresarios del Autotransporte de Cargas (CEAC), que cuenta con un aula de capacitación y un centro de recepción de trámites del Registro Único de Transporte Automotor (R.U.T.A.), que fue inaugurado en noviembre.
Con todo, vecinos del sur porteño cuentan que gran cantidad de camiones siguen pasando por sus barrios, incluso por tramos que no están dentro de la Red de Tránsito Pesado (RTP).
Desde la Asociación Vecinos de La Boca cuentan que la avenida Almirante Brown está “inundada de tránsito pesado“. “También la avenida Pedro de Mendoza entre Aristóbulo Del Valle y Brandsen, donde hay una arenera en la que los transportistas cargan y descargan”, explica el presidente de la agrupación, Alfredo Alberti. Claudia, del mismo barrio, relata que “cada vez son más los camiones en la avenida Perez Galdos. Hay casas que se están rajando por eso”.
En Barracas tampoco hay alivio, según los vecinos. “Como siempre, se ven muchos camiones por Hornos y Herrera, y por Suárez”, detalla Marcela Antonini, de la agrupación Amo Barracas.
Sacar al tránsito pesado, clave para desarrollar la zona
La iniciativa de crear el centro de logística fue del Gobierno porteño y la Federación de Entidades Empresarias de Autotransporte de Cargas (FADEEAC). Luego las empresas formaron el consorcio para gestionarlo, el Centro de Transferencia de Cargas Administradora S.A. (CTCASA). La obra comenzó en 2014 y costó $ 600 millones, que se financiaron en parte con un crédito del Banco Ciudad.
En su creación participó la Corporación Buenos Aires Sur, una organización que colabora en la estrategia del Gobierno porteño para el desarrollo del sur de la Ciudad. Y desde la cual muestran satisfacción por la obra. “El centro cumplió con nuestras expectativas de generar un mayor crecimiento en la zona sur. Es un modelo de desarrollo territorial de la región, que puede ser aplicado en otros municipios”, resaltan.
Una condición clave para la construcción de este primer CTC fue una ley votada en 2012, por la cual la Ciudad le cedió al sector transportista el predio que tenía en desuso. Y por la que, además, se habilitó la edificación de nuevos playones logísticos privados a no más de 500 metros de la red de tránsito pesado y con al menos una hectárea de superficie.
Pero esta no fue la primera vez que se barajó la idea de un centro de logística para sacar los camiones del sur porteño. En 2001 se proyectó construir uno en terrenos del Mercado Central, en La Matanza, como parte de un proyecto amplio para urbanizar 366 hectáreas pegadas a la Riccheri.
Carlos Grinberg, entonces vicepresidente del Mercado Central y delegado del Gobierno porteño, había destacado en diálogo con Clarín que con ese playón se terminaría “el espectáculo de los camiones estacionados en Barracas y La Boca, y tampoco tendrán sentido los depósitos que siempre abundaron allí”.
La ubicación era estratégica: al Mercado Central lo rodean la Riccheri, la General Paz, el Camino de Cintura y la traza de los ríos Matanza y Riachuelo. Además, está a 12 minutos de Puerto Madero y en el mismo camino que lleva al Aeropuerto de Ezeiza, y tiene cinco líneas ferroviarias en los alrededores. Pero el proyecto finalmente no se concretó.
FUENTE: CLARÍN (BUENOS AIRES) – POR KARINA NIEBLA