En 2020 llegó a tener una capitalización de mercado de 27 mil millones de dólares superando a Ford. Cinco años después cayó en bancarrota.
Nikola (NKLA), la empresa de camiones eléctricos que en su momento prometía revolucionar el transporte pesado, se declaró en bancarrota y decidió acogerse al Capítulo 11 en Estados Unidos. Básicamente, esto significa que no pudo sostenerse financieramente y busca vender lo que le queda para saldar deudas y liquidarse de la manera más ordenada posible.
Esta caída marca el final de una historia llena de tropiezos, con constantes cambios en la dirección de la empresa, desplomes en sus acciones y acusaciones de fraude que terminaron con su fundador, Trevor Milton, condenado a prisión. Para Nikola, la combinación de una demanda más floja de lo esperado, una quema de efectivo imposible de sostener y los desafíos para conseguir financiamiento resultaron una bomba de tiempo.
No es la única compañía de vehículos eléctricos que pasó de la euforia a la ruina. Otras startups como Fisker, Proterra y Lordstown Motors también se declararon en quiebra en los últimos años. Durante la pandemia, todas prometían cambiar la industria y lograron salir a bolsa con una lluvia de inversores entusiasmados. Pero con la suba de las tasas de interés y el enfriamiento del mercado, la financiación se secó y las promesas empezaron a chocar con la realidad.
El propio CEO de Nikola, Steve Girsky, reconoció la situación en un comunicado: “Al igual que otras empresas del sector, nos enfrentamos a factores macroeconómicos y de mercado que afectaron nuestra capacidad de operar. Lamentablemente, nuestros mejores esfuerzos no fueron suficientes”.
Incluso Tesla, la gran referente del sector, sintió el impacto en 2024 y reportó su primera caída en ventas anuales. Los altos costos de financiamiento y una gama de productos que no se renueva lo suficiente hicieron que las promociones y descuentos no alcanzaran para sostener la demanda. De hecho Nikola tomo el nombre del cientifico Nikola Tesla, en un intento por parecerse a la empresa de vehículos eléctricos de Elon Musk,
En el caso de Nikola, la apuesta inicial fue por camiones eléctricos a batería, pero después viró hacia modelos que funcionan con hidrógeno. Sin embargo, los costos de producción eran altísimos y cada unidad vendida generaba pérdidas millonarias. A esto se sumaron los incendios que afectaron varios de sus vehículos en 2023, lo que obligó a la empresa a retirarlos del mercado y generó más dudas sobre la seguridad de sus productos.
A pesar de haber aumentado la fabricación de camiones a hidrógeno en 2024, Nikola no logró convencer a los operadores de flotas para que hicieran la transición. Con un financiamiento cada vez más caro, muchos prefirieron no arriesgarse con una tecnología que todavía no estaba del todo consolidada.
El final
El golpe final se reflejó en la bolsa: las acciones de Nikola se desplomaron un 38% el miércoles, dejando a la empresa con una valoración de menos de 50 millones de dólares. Es un derrumbe brutal si se tiene en cuenta que en 2020 llegó a valer unos 27 mil millones, más que Ford en ese momento.
Sarah Foss, experta en reestructuración de empresas, resumió el problema en pocas palabras: “Nikola enfrentó un cóctel de dificultades, desde la creciente competencia hasta los problemas operativos y los altísimos costos del sector”.
Según documentos presentados en el tribunal de quiebras de Delaware, la empresa reporta activos valuados entre 500 y 1.000 millones de dólares, pero sus deudas podrían alcanzar los 10.000 millones. Además, su efectivo disponible cayó de 464,7 millones a fines de 2023 a apenas 47 millones ahora.
Para cumplir con los requisitos de cotización en Nasdaq, Nikola tuvo que hacer un “split inverso” de sus acciones, pero ni eso alcanzó para evitar la crisis. Y eso que en sus primeros días en la bolsa, en 2020, la compañía generó una gran expectativa.
Así, Nikola pasa de ser una de las grandes promesas de la movilidad sustentable a un caso más de startup que no supo sobrevivir a la realidad del mercado. Ahora, lo único que le queda es tratar de vender sus activos y cerrar de la manera menos caótica posible.
FUENTE: DÓLARHOY.COM – POR ERIC NESICH